Y dolió, dolió como nunca. El juego del ahora si y ahora no se habia terminado, pues al final, todo pasa factura, y la factura a veces se paga con el alma.
Y con el alma la pagué. Con una propuesta en los labios que se quedo en mi mente, pues antes de formularla tuve la decisión definitiva ante mi. Era momento de decidir si era un sí o era un no, y ante la indecisión que me corroe opte por la opción más fácil y la menos dolorosa a largo plazo.
Con un adiós en el corazón cerré un capítulo que duró mucho tiempo, con sus grandes momentos de pasión y de un amor mágico, y otros momentos no tan buenos donde las guerras abiertas y las heridas surcadas me dejaban sin fuerzas.
Comprendí el daño causado, entendí que en mi cobardía siempre opté por lo más sencillo. Callé cuando tenía que hablar, hablé cuando los gritos de mi alma clamaban por todos mis poros. Hablé tarde y hablé mal. Como siempre hice todo, a deshora y sin vuelta atrás. Pues en mis silencios yo sola impuse mi condena, y liberada de las cadenas que implicaban quererla me vi enterrada en unas cadenas que me condenaban a soportar la tortura de haberme rendido demasiado pronto o de haber luchado demasiado tarde.
La incertidumbre siempre fue parte de mi piel, el vivir sin pensar era mi filosofía de vida, con la seguridad de que unos brazos siempre estarían alli para calmarme, para orientar mi camino. Pero esos brazos ya no estaban, yo les di la espalda y ahora tenia ante mi una nueva vida, vacía de todo, sin ataduras, pero con las alas rotas. Y que más podia hacer si la decisión ya estaba tomada.
Quedarme con la propuesta en los labios y la urgencia de salir adelante para volver a encontrarme conmigo misma, porque entre luchas y batallas, me perdí hace tiempo y para volver a amar, era necesario forzar el reencuentro.
Y sin más, volví al inicio, al antes de ti. Al estar perdida y buscando mi camino, pero con la diferencia de que esta vez, si vigilaba mi entorno por si nuestros caminos, por la dicha del destino, se volvían a unir, esta vez sin guerras abiertas y sin batallas que perder.
Y en este nuevo camino, un adiós en cada paso que me retumba en las entrañas y me deja desamparado el corazón.