Nunca se me dieron bien las despedidas, nunca supe decir adiós y que no doliera. Nunca supe cómo sentirme después. Ahora mismo me siento perdida, dolida y rota. Te brindé mis mejores intenciones y puse todas mis ganas, pero ante tantas adversidades, ante tantos peros y tantos imposibles...ante tantos obstáculos me fallaron las fuerzas. Ha sido una decisión difícil, que todavía me pesa en el alma, me duele verte, me duele ver que ya no hay sonrisas para mí, me duele tu tristeza, y me duele la mía.
Mi cabeza sigue torturándome con fantasías que creé, con desenlaces felices, con sueños robados, pero la realidad siempre está presente, sin dejarme confundir lo real con lo soñado.
Cuando el adiós esté lejano y ya no duela tanto, prometo recordar los buenos momentos, olvidar las tensiones, los momentos difíciles y quedarme con aquellos en los que soñábamos juntas.
He de confesar, que verte tan guapa me dolió, duele ver tu sonrisa y saber que ya no lleva mi nombre, duele ver tus labios rojos, y saber que no seré yo quien borre el carmín, duele, duele saber que ya no es para mí.
Duele mucho decir adiós y saber que es para siempre.
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